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Arte Italiano en Andalucía : Renacimiento y Barroco

Libro
ISBN: 9788433862341
Otros Autores: Serrano Estrella, Felipe

Esculturas, pinturas y objetos suntuarios de procedencia italiana fueron recibidos en España con gran interés durante la Edad Moderna, constituyéndose en expresión de un gusto refinado y materialización del conocimiento que sus propietarios tenían del principal referente artístico del momento. Su papel fue clave en la introducción de los nuevos gustos en la Península Ibérica, y Andalucía fue uno de los principales focos receptores.
Los contactos que la nobleza y el clero tuvieron con los territorios itálicos facilitaron esta política de intercambios, a lo que se sumaban los circuitos comerciales que hicieron de Sevilla y Cádiz sus puntos de referencia. Las obras italianas ocuparon un puesto destacado en las colecciones de las casas de Alcalá, Osuna, Santisteban y los Vélez, a los que siguieron los marqueses de Priego, los condes de Cabra o los duques de Arcos, entre otros. Asimismo, tampoco podemos olvidar a personajes de gran significación en el horizonte de las relaciones artísticas entre las dos penínsulas, como fue el caso del secretario imperial Francisco de los Cobos.
La presencia de miembros del alto clero en Roma o en los obispados del sur de Italia facilitó la llegada de obras de aquella procedencia a las catedrales y grandes templos andaluces, así como a sus propias residencias. En este sentido no podemos dejar de mencionar a los obispos Fray Domingo de Pimentel y Fray Pedro de Salazar en Córdoba, Agustín Spínola en Granada, los Torres en Málaga, Baltasar de Moscoso y Fernando de Andrade en Jaén, o Jaime Palafox y Manuel Arias en Sevilla, así como un buen número de prebendados.
Entre las obras que llegaron de Italia destacaron sobre todo las pinturas, aunque también lo hicieron las esculturas en mármol, madera policromada y cera. En el campo de los objetos suntuarios fueron especialmente codiciados aquellos que tenían un carácter devocional y los realizados con materiales nobles como las piedras duras, ébano, coral, marfil, sin olvidar la plata y el bronce, con importantes obradores en Roma y en el sur de Italia.
En la presente publicación se contextualiza esta realidad y se profundiza en ella a través de una selección de piezas escultóricas, pictóricas y suntuarias procedentes de los principales talleres y de artistas como Sandro Botticelli, Bernardino Luini, Miguel Ángel, Guglielmo della Porta, Artemisia Gentileschi, Nicola Fumo, Gaetano Zumbo o Fantino Taglietti. Estas han sido analizadas por especialistas de las universidades andaluzas, de instituciones como Patrimonio Nacional y el Museo del Prado y de las universidades italianas Federico II de Nápoles y la Sapienza de Roma. Con su estudio se pretende ilustrar la complejidad y riqueza de esta práctica artística que tan felices consecuencias tuvo para el Arte español.


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Esculturas, pinturas y objetos suntuarios de procedencia italiana fueron recibidos en España con gran interés durante la Edad Moderna, constituyéndose en expresión de un gusto refinado y materialización del conocimiento que sus propietarios tenían del principal referente artístico del momento. Su papel fue clave en la introducción de los nuevos gustos en la Península Ibérica, y Andalucía fue uno de los principales focos receptores.
Los contactos que la nobleza y el clero tuvieron con los territorios itálicos facilitaron esta política de intercambios, a lo que se sumaban los circuitos comerciales que hicieron de Sevilla y Cádiz sus puntos de referencia. Las obras italianas ocuparon un puesto destacado en las colecciones de las casas de Alcalá, Osuna, Santisteban y los Vélez, a los que siguieron los marqueses de Priego, los condes de Cabra o los duques de Arcos, entre otros. Asimismo, tampoco podemos olvidar a personajes de gran significación en el horizonte de las relaciones artísticas entre las dos penínsulas, como fue el caso del secretario imperial Francisco de los Cobos.
La presencia de miembros del alto clero en Roma o en los obispados del sur de Italia facilitó la llegada de obras de aquella procedencia a las catedrales y grandes templos andaluces, así como a sus propias residencias. En este sentido no podemos dejar de mencionar a los obispos Fray Domingo de Pimentel y Fray Pedro de Salazar en Córdoba, Agustín Spínola en Granada, los Torres en Málaga, Baltasar de Moscoso y Fernando de Andrade en Jaén, o Jaime Palafox y Manuel Arias en Sevilla, así como un buen número de prebendados.
Entre las obras que llegaron de Italia destacaron sobre todo las pinturas, aunque también lo hicieron las esculturas en mármol, madera policromada y cera. En el campo de los objetos suntuarios fueron especialmente codiciados aquellos que tenían un carácter devocional y los realizados con materiales nobles como las piedras duras, ébano, coral, marfil, sin olvidar la plata y el bronce, con importantes obradores en Roma y en el sur de Italia.
En la presente publicación se contextualiza esta realidad y se profundiza en ella a través de una selección de piezas escultóricas, pictóricas y suntuarias procedentes de los principales talleres y de artistas como Sandro Botticelli, Bernardino Luini, Miguel Ángel, Guglielmo della Porta, Artemisia Gentileschi, Nicola Fumo, Gaetano Zumbo o Fantino Taglietti. Estas han sido analizadas por especialistas de las universidades andaluzas, de instituciones como Patrimonio Nacional y el Museo del Prado y de las universidades italianas Federico II de Nápoles y la Sapienza de Roma. Con su estudio se pretende ilustrar la complejidad y riqueza de esta práctica artística que tan felices consecuencias tuvo para el Arte español.


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